
Soy habitante del Municipio Sucre y me entristece el estado de deterioro generalizado en el que se encuentra esta entidad, porque más allá de una posición política me refiero a una crítica como un habitante que observa la degradación del lugar donde ha vivido toda su vida.
Han pasado siete años desde que comenzó el gobierno de José Vicente Rangel Avalos, y obras que se comenzaron a construir hace aproximadamente cinco años permanecen congeladas en el tiempo, con el esqueleto estructural a la vista como si no hubiese dinero para terminarlas. Para confirmar, sólo hay que ver dos construcciones a la altura de la estación del metro de Petare en las que no pareciera haber intentos por concluirlas; una de ellas es la nueva sede del Hospital Pérez de León (ya en estado avanzado) y un Mercado popular que lleva mucho tiempo detenido.
A su vez, puede observarse en las urbanizaciones El Marqués, La California Norte y Sur, La Urbina, Macaracuay, Horizonte, Sebucán, Los Cortijos, El Llanito, Palo Verde, Los Dos Caminos entre otras, en las que pareciera ser preferible que todo se vaya al desastre, los problemas como la inseguridad, el tráfico, la falta de instalaciones y el deterioro de muchas de ellas, los huecos, la policía corrupta, la basura, los buhoneros, los indigentes, el desastre del transporte público, el descuido de los parques, la tala de arboles indiscriminada hacen cada vez más difícil que este municipio pueda surgir, sin entender que la idea de gobernar es gerenciar , es decir, mejorar todo aquello que esté mal, pero a su vez, mantener y perfeccionar todo lo que está bien.
Considero que debe existir la posibilidad de hacer planteamientos, de mostrar ideas y proyectos, de permitir que las comunidades avancen mas allá de asfaltar una calle cada cinco meses, creo que un Municipio como éste tiene que reinventarse y cambiar aquello que es posible cambiar, y lo que no, mejorarlo hasta donde se pueda, porque si hay un problema en las urbanizaciones yo no me imagino como vivirán las personas en los sectores más alejados.
Creo y pienso que todos nos merecemos vivir mejor, creo que ya es hora de que evitemos que cualquiera haga con nosotros lo que les de la gana y se administren ineficazmente los recursos que se supone deben mejorar nuestra calidad de vida, pues no es suficiente con asfaltar una calle cada cierto tiempo o construir un módulo de Barrio adentro. Basta con ver ejemplos de ciudades como Medellín que dentro de un plan urbano pensado y con continuidad han logrado mejorar mucho de lo que los afectaba, problemas que no distan de los que aquí padecemos.
PD: Las calles de Macaracuay, desde la Guairita hasta la California son un desastre total, esperemos alguna persona decida preocuparse por esto.